El Valencia consiguió un resultado frente al Atlético (1-0) que antes del partido todos los ché habrían dado como bueno, pero que por lo visto en Mestalla fue corto. Los de Aguirre no existieron tras la expulsión de Motta en el minuto 25 y achicaron balones durante casi setenta minutos. El Valencia, que llegó al partido tocado, se creció guiado por un gran Silva, autor del gol, y perdonó en demasía ante Falcón. El canario, Vicente y Villa fueron una pesadilla para la defensa rojiblanca, que estuvo insegura una vez más. Pablo, al igual que en el derbi, volvió a fallar en el gol valencianista.

Sorprendió Koeman poniendo de inicio a Silva y Villa, en lugar de Zigic, que reclamaba un hueco con sus últimos goles. Sin embargo, le salió bien la apuesta al holandés, pues fueron los mejores del partido junto a Vicente, sobre todo el canario. El choque, que empezó raro, lo cambió la expulsión de Motta. El italo-brasileño hizo una de esas acciones por las que a menudo se duda de él y vio dos tarjetas tontas. Quizá Clos Gómez fue excesivo, pero Motta pudo haberlas evitado. Primero se enzarzó en una discusión con Caneira que no llevaba a ningún lado y después dio una patada a Villa en el centro del campo. Hay árbitros que no enseñan ninguna de esas dos tarjetas, pero hay otros como Clos que sacan las dos. Lo que está claro es que Motta debió ser más hábil.

A partir de ahí, quedó claro que el Atlético iba a sufrir de lo lindo. Si Agüero apenas la tocó en ese rato, después ni la olió. De Mista, Maxi y Luis García, ni hablar. Mientras, el Valencia se lanzó a por el partido e incluso a por la eliminatoria. En medio de un ambiente cada vez más crispado, entre tarjetas, faltas, caídas, simulaciones y golpes, Silva adelantó al Valencia. Fue un córner al segundo palo que Pablo, en lugar de despejar a un costado, lo hizo al medio, de forma que le salió una dejada a Silva que ya la habrían firmado sus compañeros. El zurdo, dentro del área, agradeció el regalo y fusiló a Falcón.

Poco acierto del Valencia

La expulsión y el gol terminaron con el Atlético, que no estaba para nada en Mestalla. Tampoco antes de la expulsión de Motta había mostrado algo que denotara una reacción tras la derrota ante el Madrid. Como si el derbi le hubiera deprimido y las circunstancias le hubieran rematado, quedó a merced del Valencia. De repente, un equipo en una crisis galopante se vio con la posibilidad de dar un golpe mortal a la eliminatoria, pero le faltó seneridad ante el gol. Casi siempre fue Silva quien capitaneó las combinaciones valencianistas.

En la segunda parte, ya con Forlán en el campo y Agüero en el banquillo, el panorama fue el mismo. Cuarenta y cinco minutos de asedio del Valenca y el Atlético achicando agua. A los de Koeman les sobró insistencia, y si no mató la eliminatoria fue por mala suerte y porque Valera tuvo tres acciones defensivas de mérito. Salvó un disparo de Vicente sobre la línea y se adelantó dos veces a Villa cuando el 'Guaje' estaba dispuesto a 'matar'. Aguirre metió a Reyes, pero el Atlético no existía de medio campo hacia delante, así que daba igual quién estuviera.

El Valencia terminó poniendo centros desde los dos lados. Joaquín desbordando a Pernía cada vez que le encaraba y Vicente ayudando desde la izquierda. Sin embargo, también el Valencia estaba cansado. El arreón final no premió su esfuerzo. Al final, el Atlético quedó en pie. Más porque el Valencia le perdonó que por méritos suyos, pero lo cierto es que tendrá la oportunidad de remontar la eliminatoria con el Calderón a favor. En una semana, el desenlace.